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Es curioso ver como a manera que avanzamos en nuestra vida, de la misma forma lo hacen nuestros problemas. Cuando somos pequeños nuestros mayores temores o problemas son el aprobar un examen, el enfrentarse a los maestros cuando por ponernos a jugar no hicimos la tarea, que mi vecino y amigo no quiso jugar conmigo o el no saber porqué me dejó de hablar, etc. Cuando pasamos de la niñez a la adolescencia, ¡que etapa más difícil es la que estamos viviendo! nadie nos comprende, no encajamos en el grupo de los mayores, pero tampoco somos tan niños como para seguir jugando con muñequitos o carritos con los más peques. Vivimos cambios físicos que pueden llegar a ser dolorosos. Empiezan las quebradas de coco con las Matemáticas (desgraciadamente nos presentan el Álgebra), la Química (aprenderte de memoria la tabla de los elementos), algo de Física, etc. Y que decir, de la preparación a los exámenes de admisión para pasar de un nivel a otro y tener la tensión de aprobarlos y quedar en la dichosa lista. Cuando estás en la plena juventud, más o menos a edad preparatoriana, el mayor problema, a parte del montón de materias nuevas, esta el decidir a qué área te vas a ir, la cual te va a servir de apoyo para tu próximo paso, el elegir ¿Qué vas a estudiar? ¿Por cuál carrera vas a optar?, en ese tiempo también surgen los primeras desilusiones amorosas, los pleitos, los truenes, los amores imposibles (llegamos a sentir que nos vamos a morir de amor je). Cuando estamos en la Uni, nuestro problema es el enfrentarnos a lo que será nuestro futuro, un montón de trabajos que hacer, echarle coco a los casos prácticos que nos van fogueando con la realidad, ir aprobando las materias que cada vez se ponen más difíciles (y en mi caso el preocuparme más para no perder la beca que tenía y pagar menos colegiatura ¡uuff! qué presión la mía) y lo más duro y problemático de esta etapa (y en la que muchos se quedaron jeje), la elaboración de la tesis y enfrentarte al examen profesional. De ahí, surge otro problema mayor, el tener tiempo de haber egresado y no encontrar trabajo, el buscar y buscar y no encontrar. Luego cuando por fin lo encuentras, el mantenerlo y la de malas, te toca lidiar con compañeros algo egoístas que en la mayoría de los casos por incompetentes te hacen la vida de cuadritos. Ahora bien, sin ser una experiencia propia puedo decir que los problemas a los que uno se enfrenta cuando se tienen hijos son de tamaño “colosal” puesto que son muchísimos, el saber criarlos, educarlos, asistirlos en sus enfermedades, apoyarlos, estar muy al pendiente de ellos (lo que hacen, piensan, quiénes los rodean) etc.
Viéndolo así, nuestros problemas son graduales, pero en la misma forma podemos observar que cada uno de ellos nos dan la madurez necesaria para formar lo que ahora somos. Problemas, penas, angustias, tristezas y temores siempre existirán a lo largo de nuestra vida, lo importante es reconocer y pedir la ayuda de ese ser superior que “todo lo puede”, tener fe en Él y de que pronto saldremos del bache por el que estemos pasando.
Saludos a todos.
Seguimos en contacto!!
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1 comentarios:
Tienes mucha razón, siempre existe una piedra en el zapato, un frijol en el arroz o un pelo en la sopa; sin embargo, todas las estapas de nuestra vida son hermosas y debemos disfrutarlas al máximo, en todas ellas hay momentos buenos y malos, pero de los dos siempre aprendemos, lo importante es saber levantarse para no volver a caer... si todo fueran problemas en la vida, quien sabe donde hubieramos parado ya... solo hay que disfrutar de las cosas que Dios nos regala, sean buenas, malas o peores.. el sabe el motivo... besos...